El dividendo de la longevidad: La experiencia no envejece, se incrementa
Llegó el momento de dejar de contar años y empezar a multiplicar vida.
La longevidad ya no es una estadística: es una revolución silenciosa que cambia lo que significa envejecer, trabajar, habitar y soñar.
Durante años el protagonismo lo tuvieron los millennials. Hoy el mundo descubre a otra generación: los mayores de 50, los que suman y multiplican. Los silver, los perennial, los que, con su experiencia, abren caminos nuevos.
El dato es contundente: el Foro Económico Mundial proyecta que en la próxima década 150 millones de empleos en el planeta estarán en manos de personas mayores de 55 años. ¿Se imaginan? Ciento cincuenta millones de historias de vida transformando empresas, industrias y comunidades.
Pero hay un reto enorme: solo 4 de cada 100 organizaciones ha pensado políticas para este talento. Mientras tanto, países como Dinamarca o Japón ya ensayan otro futuro: elevan la edad de retiro, incentivan la permanencia activa, diseñan trayectorias laborales flexibles. El mensaje es claro: la experiencia no es un costo, es un valor en alza.
“El verdadero dividendo de la longevidad aparece cuando entendemos que la edad no limita, habilita. Más tiempo equivale a más trayectorias, más oportunidades, más futuro.”
Andrew J. Scott, uno de los grandes referentes en longevidad, lo resume así: el dividendo surge cuando combinamos tres dimensiones —vidas más largas, vidas más sanas y vidas más productivas. No se trata de añadir años a la vida, sino de añadir vida y propósito a esos años.
Y no hablamos solo de trabajo. La longevidad está reinventando cómo vivimos juntos. Desde proyectos de co-living intergeneracional en Singapur hasta barrios que mezclan edades para combatir la soledad, la colaboración entre generaciones está demostrando ser una fuente real de innovación y resiliencia.
Economistas como Lynda Gratton lo confirman: las vidas largas y saludables aumentan el PIB y crean nuevas industrias. El International Longevity Centre añade: invertir en salud y prevención es la llave para que el envejecimiento sea motor de riqueza colectiva.
El dividendo de la longevidad nos invita a algo mucho más grande:
a dejar de ver la edad como frontera
y empezar a verla como puente.
Porque #OrgulloDeLaEdad no es una etiqueta: es un movimiento.
Una manera de celebrar que la experiencia no envejece.
Se incrementa.
— Catalina Santana C.